Chicos y chicas con discapacidad intelectual de la provincia compiten con el club azulgrana en una liga nacional.
MYRIAM MARTÍNEZ 09/04/2019
HUESCA.- La Liga Genuine es un proyecto de responsabilidad social de la Fundación de la Liga, en el que participan 30 equipos de los 42 que hay en Primera División y Segunda A, integrados por personas con discapacidad intelectual.
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Es la segunda edición de esta iniciativa, que se puso en marcha la temporada pasada, con el apoyo de la SD Huesca y otros 17 equipos más.
El director de la Fundación Alcoraz, Javier Cruz, está convencido de que «el año que viene, si no están los 42, va a faltar muy poquito».
La implicación del Huesca «es total». Cruz observa que, de todas las categorías que hay en el club azulgrana, «son los únicos jugadores que tienen una ficha profesional, junto con los del primer equipo». Y subraya la importancia de la Liga Genuine, resaltando que tiene el mismo patrocinador que la Liga Santander.
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Cuando el club recibió la propuesta de tomar parte en esta actividad, la reacción fue inmediata. «Había gente muy implicada y, además, tenemos la suerte de contar con Cadis Huesca, la Coordinadora de Asociaciones de Personas con Discapacidad de la provincia, que coordina también al equipo», declara Cruz.
Los futbolistas compiten por unos resultados deportivos, pero también se entregan reconocimientos al «fair play», que «es algo tan importante o más» y se valora en función del número de tarjetas amarillas, la deportividad y el compañerismo.
«Estos partidos podrían pitarse sin árbitro, porque los jugadores -chicos y chicas-, cuando hacen algo mal, son los primeros en reconocerlo, no necesitan que nadie se lo diga. Son muy legales», interviene uno de los profesionales que les acompaña al entrenamiento.
«En la parte deportiva, estamos peleando; y en la de «fair play», vamos muy, muy bien», afirma Javier Cruz, al tiempo que observa que es a esto segundo a lo que más valor le da la Fundación Alcoraz. «Ellos encarnan los valores que siempre ha tenido el club: superación, compañerismo, compromiso y esfuerzo; son la esencia pura del Huesca».
A lo largo del año, deben acudir a cuatro citas, en las que coinciden con otros equipos y se resuelven en forma de torneo. La primera fue en noviembre, en Tarragona, y fueron convocados los 30 equipos de la Liga. En febrero le tocó al Huesca en Córdoba con la mitad de los conjuntos, y hubo otra para el resto en A Coruña.
La siguiente es en este mes de abril, los oscenses viajarán a Segovia (a la Ciudad Deportiva del Atlético de Madrid) y otros jugarán en Madrid, en la casa del Rayo. Y en junio se pondrá fin a la liga en Valencia, en un nuevo torneo que reunirá a todos los participantes.
Los partidos se dividen en cuatro tiempos de diez minutos y se puntúa por cada resultado parcial. En cada uno de ellos, se pone el marcador a cero, de esta forma se evita que queden reflejadas goleadas demasiado abultadas.
Las salidas constituyen todo un acontecimiento. De Huesca se desplaza, cada vez, una delegación de unas 25 personas, entre ellas 16 jugadores y cuatro apoyos técnicos. A cada lugar de convocatoria acuden también los árbitros, voluntarios, familias y público en general
La Liga les prepara, además, algún espectáculo para que la estancia sea todavía más agradable. En Córdoba disfrutaron de un número de baile con caballos y tuvieron también la ocasión de visitar la Mezquita.
EL ENTRENADOR
David Abardía es el míster. Llegó al vestuario con una amplia experiencia a sus espaldas en el trabajo con personas con discapacidad intelectual. Pose el Grado Superior de Enseñanza y Animación Sociodeportiva y se ha formado también en Integración Social. Ha llevado a cabo actividades con entidades como Aspace, Atades, Cruz Blanca y la Fundación Agustín Serrate.
Su recomendación para todo el mundo, sean cuales sean sus capacidades, es «que hagan deporte, que es salud y va muy bien para las relaciones sociales».
En cuanto a sus pupilos, asegura que el primer objetivo es su integración. «Parece que nunca los vemos, pero están ahí, en la sociedad, en nuestro día a día, y con actividades como ésta parece que se dejan notar mucho más», considera.
No es fácil trabajar con personas que tienen intereses y capacidades tan diversas, y además se trata de un grupo muy numeroso. «Lo más complicado es mantener su atención y concentración -explica-. Ellos aguantan bien poco rato y después, si no les prestas mucha atención, físicamente están pero la cabeza se ha ido a otro sitio».
«Además -añade-, todos quieren ser delanteros, todos quieren meter gol y todos tienen sus manías. Flexibilizar todo eso cuesta, pero al final se consigue».
David cuenta con dos herramientas importantes para sacar el mejor partido de sus futbolistas: reparte cariño con generosidad y es partidario de los refuerzos positivos. Además, sabe encontrar el equilibrio entre los momentos más propicios para la risa y el disfrute, y aquellos en los que hay que mostrarse más atentos y concentrados.
«Y si tiene que caer alguna pequeña bronca porque no han puesto interés para hacer bien la tarea, no pasa nada», puntualiza.
Entrenan dos días a la semana, generalmente en el Campo de San Jorge. Cada sesión dura hora y media. No sólo proceden de la ciudad de Huesca, algunos llegan en autobús desde Benasque, Fraga, Boltaña y Martillué, y regresan a sus casas después de la ducha.
«Ojalá vinieran de más puntos de la provincia», suspira David Abardía», que confiesa, también, que le encantaría contar con más jugadoras en las filas del equipo. «Ahora vienen 28 chicos y 2 chicas, nos resulta más difícil que ellas se apunten. Pero yo sería feliz con 15 chicas y 15 chicos».
LOS JUGADORES, FELICES
Los jugadores comienzan el entrenamiento con cierto nerviosismo, con ganas de darle a la pelota y preparados para dejarse toda la energía sobre el césped del Campo de San Jorge.
Se saludan entre ellos, ríen, se empujan entre bromas y guardan silencio cuando el míster les explica en qué va a consistir la actividad que van a realizar. Un trote ligero para empezar, ejercicios de calentamiento y el entrenador les reúne de nuevo a su alrededor para establecer los equipos.
Después, comienza el partidillo, con sus paradas de mérito, sus goles, sus felicitaciones y sus abrazos. Javier Cruz tiene razón, son todos muy legales, nadie intenta hacer trampas. Nadie se enfada, ni siquiera cuando algún chico se empacha un poco de balón ni cuando el cuero se pierde en el cielo tras un disparo a puerta vacía ni cuando al portero se la cuelan en alguna jugada desgraciada. Estas situaciones son habituales en cualquier partido de cualquier liga, aunque no siempre se resuelven de esta manera tan positiva.
A Moraga lo que más le gusta en el mundo es jugar de centrocampista y Javier se siente un privilegiado por poder pertenecer al esquipo del Huesca, donde no solo disfruta del deporte sino también de los muchos amigos que ha hecho y de las ciudades que ha conocido en los desplazamientos.
Marcos confiesa que se siente como un futbolista profesional y le «encantaría» que le fichara el Real Madrid y Juan deja muy claro que jugar al fútbol ha sido una decisión exclusivamente suya.
A Sergio no le importa bajar desde Benasque a entrenar porque, aunque reconoce que es cansando, se lo pasa muy bien con los compañeros y Dani asegura que la actividad le hace sentirse muy bien, aunque el entrenador les «mete caña».
Puede que este año tampoco ganen la liga. ¿A quién le importa? Cada día demuestran sobre el césped y fuera de él que son unos auténticos campeones. Como los de la película, sí. Pero estos son «nuestros» campeones.
Fuente: Diario del AltoAragón, 09/04/2019.