Libro de recetas del Centro de Rehabilitación Psicosocial Santo Cristo de los Milagros.
Huesca lleva tiempo predicando y dando trigo. Exponiendo la importancia de generar una verdadera gastronomía social, saludable y accesible a todos los colectivos. Y progresa adecuadamente con iniciativas admirables protagonizadas ora por personas con discapacidad, ora por otras con distintos tipos de dependencias.
Que la cocina tiene efectos terapéuticos resulta indiscutible. Esa sensación inconfundible de saber que se está creando, de ligar ingredientes para generar sabores, aromas, texturas, colores y un conjunto armónico resulta tan tentadora que incluso ha saltado a las horas punteras de las televisiones. Seduce a los aficionados y apasiona a los profesionales, hasta el punto de que las fronteras se diluyen en cuanto a la vocación de formarse en el entorno de los fogones.
En los últimos meses, a fuego lento como todos los alumbramientos, se ha puesto en marcha un proyecto admirable que requerirá, amigo lector, de su colaboración que estoy seguro será entusiasta. Los pacientes y los profesionales del Centro de Rehabilitación Psicosocial Santo Cristo de los Milagros han impulsado un libro de recetas que ya lleva velocidad de crucero después de haber salvado las primeras pruebas, la primigenia obviamente la que hizo confluir las voluntades de todos. Y ahora es un vehículo que avanza con la dificultad de la financiación que pronto se va a acometer con un espíritu innovador, mientras el fondo, la esencia, ya se está cocinando gracias a la entusiasta respuesta de La Venta del Sotón, cuya propietaria, Ana Acín, y sus cocineros Eduardo Salanova, Ismael Cano y María Baixauli han secundado la llamada -que fue extendida a otros profesionales que no pudieron prestar sus servicios- de esta iniciativa.
La primera escena, dentro de este complejo que acabará en un libro con más de un centenar de elaboraciones, ya se vivió este pasado jueves en La Venta del Sotón, donde, como podemos apreciar, los protagonistas posaron en el entrañable rincón de la chimenea de la que emergen maravillosos asados y, después, se pusieron manos a la obra para compartir, pacientes del Centro y profesionales del Sotón, la elaboración de un menú. Algunos de los usuarios del Santo Cristo de los Milagros tienen su experiencia en las cocinas de restaurantes y hoteles, y fueron perfectos intermediarios con el resto de sus compañeros.
La minuta consistió en una adaptación, por parte del equipo de Eduardo Salanova, de las recetas ideadas por Josefa y sus muchachos. Comenzaron con un gazpacho clásico al que se añadieron guisantes, mejillones y atún en conserva, que, tras emprender la vía de la colaboración con los cocineros del Sotón, pasó a integrar territorio y mar con el gazpacho de cereza con parpatana de atún rojo a baja temperatura, mejillones escabechados y una gelatina de guisante y wasabi. Divertido y un pelín picante, como todo lo rico, rico.
Le sucedieron unas sardinas con arroz que estarán en la obra, que encontraron el acomodo de un «nigiri de sardina ahumada y teriyaki», con lo que acompañaron al sushi de tan agradecido pescado con los aromas y sabores del vinagre de arroz y de la salsa agridulce. Un juego sorprendente, dos virtudes en la cocina.
Propusieron los miembros del Santo Cristo de los Milagros también unos rulos de col, metamorfoseados en un canelón crocante de col relleno de lechecillas de cordero a la «Bourguignonne», el jugo rustido de cerdo y tubérculos, y acompañamiento de cebollitas encurtidas de remolacha.
¿Saben algo Después de esta racialidad de plato, y tras una tarde encantadora, resulta reconfortante despedir con algo que compagine la dulzura y la esponjosidad que nos retrotrae en nuestro baúl sensorial y de los recuerdos a la infancia. Son las magdalenas, en este caso las de María, que los asistentes agradecieron con el sello más hermoso de una jornada como ésta: el trabajo ha sido bueno.
Queda por delante buena faena. La estrategia está diseñada y surgen flecos que la enriquecen. El Sotón incorporará platos del libro a su carta. Habrá también novedades en otros establecimientos y se integrarán más protagonistas. Pero, como todos los buenos seriales, este potente impulso de la gastronomía social, saludable y accesible deja una pausa para el suspense. Continuará…
Fuente: Diario del AltoAragón, 17/07/2016.