Reivindican una Huesca accesible «para todos».
Las familias oscenses de personas con autismo reclaman una ciudad sin barreras y con servicios de salud y educación especializados.
En marzo de 2017 se han cumplido diez años desde la firma de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidades (CDPD) y su Protocolo Facultativo. Sin embargo, a pesar de que ha sido ratificada por la Unión Europea y casi todos los Estados Miembros, su aplicación es «insuficiente en muchas áreas», denuncian las familias de personas con Autismo.
V. ALLUÉ 31/03/2017
HUESCA.- Con motivo del Día Mundial de Concienciación sobre este trastorno psicológico, el movimiento asociativo del Autismo llama a los responsables políticos de la Unión Europea a adquirir un compromiso firme en la eliminación de las muchas barreras que todavía impiden a las personas con Trastornos del Espectro del Autismo (TEA) a disfrutar de sus plenos derechos.
La campaña de sensibilización de este año se centra especialmente en la accesibilidad, llevando el título «Rompamos juntos barreras por el autismo. Hagamos una sociedad accesible». Una reivindicación que hacen suya personas como Teresa, África, Elena, Esther o Laszlo, padres de niños y jóvenes con autismo, que se han conocido gracias a la asociación Autismo Huesca, de la que forman parte junto a otras veinte familias oscenses.
Según las estadísticas citadas por la coordinadora de Autismo Huesca, María de la Cal, este trastorno afecta a una de cada cien personas, lo que significa que en la provincia de Huesca hay actualmente alrededor de 2,250 con Trastornos del Espectro del Autismo, 450.000 en España. A pesar de que la concienciación sobre el autismo está creciendo, muchas personas con TEA y sus familias consideran que no se termina de comprender.
Por ello,mañana sábado, coincidiendo con el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, que se conmemora el 2 de abril, la plaza López Allué de Huesca acogerá una jornada lúdica y reivindicativa bajo el lema «Rompamos juntos barreras por el autismo», en la que música, títeres y cuentos se pondrán al servicio de la asociación Autismo Huesca para sensibilizar y concienciar sobre una discapacidad calificada de «invisible», porque muchas veces pasa desapercibida a ojos de la sociedad.
En la fiesta solidaria del sábado actuarán, desde las cinco de la tarde y hasta las ocho de la noche, Los Titiriteros de Binéfar, la Banda de trombones del Conservatorio de Música de Huesca, la Batukada Sambalá y el Coro Atades, así como Sandra Araguás, que ofrecerá una sesión de cuentacuentos.
Todos ellos se han sumado a la llamada de Autismo Huesca de forma altruista, para pedir una mejor comprensión del trastorno y la eliminación de las barreras que impiden la plena inclusión y participación de las personas con autismo en la sociedad.
Para África, madre de Samuel, un niño con TEA de 12 años, la celebración del sábado servirá para «concienciar» a la población oscense de la existencia de trastornos como el que sufre su hijo, que «muchas veces no se entiende» en la sociedad, lamenta.
También Teresa, madre de Santi, un joven de 35 años diagnosticado de TEA, considera que hace falta más sensibilización, especialmente en sectores como el de la educación y la sanidad. «En el colegio tiene que haber más profesionales formados sobre este trastorno, para que estos niños, cuando lleguen a adultos no sean dependientes totales», señala, al tiempo que aboga por una mayor inclusión en la sociedad, «que no incrustación», apostilla.
Esther y Laszlo son padres de Nacho, un niño de ocho años con autismo que va a clases en el Aula Tea del colegio Alcoraz de Huesca, una iniciativa que se ha puesto en marcha este curso y que está dando «muy buenos resultados», afirman.
En este centro los niños reciben «una formación adaptada a sus capacidades», indica Elena, la madre de Juan, un joven de 20 años con autismo que tiene grandes cualidades para la música, pero que no puede desarrollar porque en Huesca no hay itinerarios formativos para estas personas, más allá del grado de Limpieza que imparten en el CPIFP Pirámide la ciudad.
De hecho esta es otra de las reivindicaciones que quieren manifestar en el Día mundial del Autismo: «Necesitamos que formen a nuestros hijos para que consigan trabajo y puedan tener una vida independiente», señala Elena, quien también destaca lo importante que resulta una adecuada «atención temprana» y que ahora es «insuficiente con tan solo dos sesiones a la semana».
Además de esta petición, la «accesibilidad universal» es otra de las demandas del colectivo. «Queremos que adapten al entorno, que haya una accesibilidad total en la ciudad y no sólo respecto a las barreras arquitectónicas, también una accesibilidad cognitiva», resalta Esther.
Las familias comparten una lucha en común y, aunque son muchas y variadas sus reivindicaciones, en todas subyace un deseo: la normalización de sus hijos en la sociedad.
«SIN APOYOS ES MUY DIFÍCIL SALIR ADELANTE»
Sus historias personales son diferentes, pero coinciden en muchos aspectos, la principal es el aislamiento que experimentan, Y es que todos admiten que han tenido que dejar «aparcada» su vida social para cuidar a sus hijos. «Sin apoyos familiares o de amigos es muy difícil salir adelante», aseguran. No es casualidad que el autismo sea «el trastorno que más rupturas matrimoniales ocasiona», apunta Elena.
Asimismo, lamentan «la falta de comprensión» de la sociedad y el «desconocimiento» de este trastorno. Pero, pese a todas las renuncias, la llegada de una persona con autismo al hogar también representa un desafío positivo. «Son unas personas maravillosas, puras, honestas, sinceras y sin dobleces», afirma Teresa.
«También son cariñosos y ven el mundo de otra forma», añade África, que reconoce que aunque en algunas ocasiones se ha sentido «desbordada» con su hijo, siente que a su lado ha experimentado un gran crecimiento personal.
En la misma línea se manifiestan Teresa, Elena, Esther y Laszlo, quienes resaltan el «aprendizaje vital» y la «sensibilidad» que han desarrollado gracias a sus hijos.
«NO NOS SENTIMOS DISCAPACITADOS»
Juan y Santi, de 20 y 35 años respectivamente, no se sienten diferentes al resto de sus amigos, aunque son conscientes de que tienen cualidades que les hacen especiales.
A Santi le encanta la informática y todo lo que tenga que ver con los ordenadores, pero también tiene una caligrafía preciosa, escribe sin cometer ni una falta de ortografía y se le da «muy bien» dibujar, pintar, hacer fotografías y vídeos.
Por su parte, Juan es un artista de la música. Le apasiona la guitarra y de mayor quiere ser periodista. De hecho, ya hace sus pinitos en este periódico, colaborando con el suplemento «Igualdad». Su reivindicación en el Día del Autismo es ambiciosa: «Pido que se arregle el universo», dice sin dejar de rasgar las cuerdas de su guitarra. Y antes de despedirse, sentencia y aclara: «No me siento autista ni discapacitado, Dios me creó así».
Fuente: Diario del AltoAragón, 31/03/2017.